Desde el escritorio del Obispo Presidente
Iglesia Católica Americana Diócesis de California
Mensaje de Pascua 2024
¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Esta es verdaderamente la fiesta de la victoria de nuestro Salvador! En nuestra celebración de la Pascua celebramos el acto salvífico de Cristo de morir y resucitar de entre los muertos para traer vida y vida eterna a nuestras almas mortales. Nos regocijamos y alegramos por el puente que Cristo creó entre el cielo y la tierra. Durante este tiempo tan sagrado de la Pascua, celebramos la novedad de vida que es nuestra en Cristo Jesús.
¡Porque pertenecemos a Jesús, lo que le pasó a él le puede pasar a nuestros seres queridos! ¡Lo que le pasó a él nos puede pasar a nosotros! Ése es el Evangelio: ¡las buenas nuevas! ¡El poder de la muerte está roto y yace destrozado al pie de la cruz!
Este es un mensaje importante. Estamos en el camino de la vida a la muerte, y la Pascua es la promesa de Dios de que la muerte no es el final.
• La Pascua es la promesa de Dios de que la muerte es el paso a una nueva vida.
• La Pascua es la promesa de Dios de que, en la vida y en la muerte, estamos bajo el cuidado misericordioso de Dios.
• La Pascua es la promesa de Dios de que, en la resurrección, seremos completos, no una especie de espíritu incorpóreo, sino completos, en cuerpo y alma, unidos como uno solo.
• La Pascua es la promesa de Dios de que nuestros cuerpos son parte de lo que realmente somos, no una casa temporal esperando ser desechada.
La resurrección nos da una gran esperanza, ¡y necesitamos esperanza! Allí los que hemos estado junto a las tumbas de un ser querido. Aún más terrible es el hecho de que hay padres que han estado junto a la tumba de un niño. Quienes han experimentado esto podrían decir: en el momento de la muerte de mi ser querido me sentí “vacío”.
Pero cuando abrazamos la Pascua, Cristo aplica un bálsamo a nuestro dolor ––y restaura nuestra esperanza––esperanza para el futuro––esperanza de vida eterna––esperanza de que volveremos a ver a nuestros seres queridos. Todos compartiremos la vida eterna en él.
Jesucristo es la resurrección y la vida. Él ha venido para satisfacer nuestras necesidades más profundas en la vida y en la muerte. Esta Pascua, todos tenemos nuestras necesidades únicas. Tenemos preocupaciones. La Pascua es la promesa de Dios de que servimos a un Señor vivo que nos ama ––un Señor vivo que siempre está ahí para nosotros––un Señor vivo que nos trae el perdón––un Señor vivo que nos llama hermanos y hermanas.
Este Señor viviente dice: “Vayan a Galilea”, como les dijo a aquellos fieles seguidores que llegaron a la tumba y vieron la piedra quitada. Vayamos a la Galilea de nuestro tiempo y lugar. Vayamos al lugar donde podamos servir a los más bajos y más pequeños de nuestros hermanos y hermanas. Vayamos a un lugar donde podamos hablarle a la gente sobre el amor de Dios. Vayamos a un lugar donde podamos servir y ayudar a las personas necesitadas. Y Jesús nos promete que “¡Allí me veréis!” Y si realmente tenemos ojos de fe, ¡allí realmente lo veremos! ¡Se bendecido!
Reverendísimo Martín de Porres Griffin